Serrat se despide a lo grande

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con Joan Manuel Serrat, tras asistir al último concierto de la gira del cantautor catalán, en el Palau Sant Jordi, en Barcelona.
photo_camera El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con Joan Manuel Serrat, tras asistir al último concierto de la gira del cantautor catalán, en el Palau Sant Jordi, en Barcelona.
El cantante catalán dijo adiós a los escenarios en un concierto en Barcelona, en el que estuvieron presentes 15.000 personas, entre ellas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Una actuación que terminó con él solo cantando “Una guitarra”.

A dos pasos de la calle en la que nació y donde su padre le regaló su primera guitarra, se despidió para siempre de los escenarios Joan Manuel Serrat, en un concierto memorable que cerró conmovido y feliz, “porque todo lo que empieza tiene que acabar, y si acaba bien es fantástico”.

Con estas palabras y con un recuerdo para Salvador Escamilla, Quico Sabaté y Joan Ollé, el “Nano del Poble Sec” desapareció entre las cortinas de terciopelo rojo del escenario del Palau Sant Jordi, jaleado con una larga ovación, tras dos horas de canciones cargadas de recuerdos y melodías siempre emotivas, que lo fueron más porque no volverá a entonarlas en directo.

Serrat cumplirá mañana 79 años,  y los de su quinta no le olvidan, aunque la subida a la montaña de Montjuic donde está el Palau Sant Jordi no es apta para todas las edades.

Anónimos y famosos, todos disfrutaron en el Palau Sant Jordi de una fiesta inolvidable, en la que tanto sobre el escenario como en las gradas y la platea mandaron las emociones, y unos y otros pasaron de la alegría a nostalgia y de melancolía a la euforia en cuestión de minutos.

Entre ellos, estaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quién afirmó que “tus canciones nacen de las pequeñas y grandes vivencias. Has puesto música y letra a nuestra historia. Tu pelea por la memoria común te ha convertido en referente para muchas generaciones. Ha sido un lujo poder acompañarte. Moltes gràcies, Joan Manuel”. Por su parte, José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, aseguró que “las canciones de Serrat forman parte de la memoria colectiva de nuestro país”. 

Para su paisanos, los que nacieron como él a orillas del Mediterráneo, y para los que vinieron de lejos para decirle adiós, Serrat preparó un repertorio especial, con más canciones en catalán de lo habitual en la gira de despedida “El vicio de cantar 1965-2022”, que empezó en Nueva York hace ocho meses y que llegó a su fin, después de recorrer toda España y América.

“Temps era temps” es la canción que abrió un viaje sentimental que empezó con imágenes de la posguerra española en la gran pantalla del escenario y un recuerdo para aquellos niños que, como él, nacieron en “una grande y libre” y se entretenía con “Metro Goldwyn Mayer” y “lo toma o lo deja”.

Luego recordó a su madre con “Cançó de bressol”, a su padre con “El carrusel del Furo”, a la calle del Poble Sec que le vio crecer en “El meu carrer”, a su ciudad natal con “Barcelona i jo” y a su querido Miquel Hernández con “Nanas de la cebolla”.

El publico, que no tuvo que dejarse convencer porque llegó ya convencido y entregado, aplaudió antes y después de cada canción. Pero todavía faltaba mucho material sensible: “Para la libertad” levantó al público de sus asientos, “La tieta” hizo llorar a más de uno y “Mediterráneo” podría ser la apoteosis, pero tuvo que disputarla con “Pare”, “Plany al mar”, “Cantares”, “Paraules d`amor” y “Una guitarra”, ésta última él solo en el escenario.

Joan Manuel Serrat, que en todos estos años aprendió a estar en todas partes como en casa, pudo disfrutar del placer de ser profeta en su tierra. Porque quizás, como dice Antonio Machado y él canta, nunca persiguió la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres su canción, pero consiguió las dos cosas.

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