Juan Manuel de Prada: “Creo en la literatura de peso, la que incomoda al lector”

Juan Manuel de Prada, en el set de Atlántico TV.
photo_camera Juan Manuel de Prada, en el set de Atlántico TV.

“La novela es iconoclasta en la visión de la cultura de la época. Tenemos una imagen peliculera de lo pasó en la Francia de la Segunda Guerra Mundial”, señala el escritor

Juan Manuel de Prada presentó en el set de Atlántico TV la primera entrega de su última propuesta literaria: “La ciudad sin luz”, un volumen de 800 páginas de la novela “Mil ojos esconde la noche”. La trama transcurre en el París ocupado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y se centra en los miembros de la colonia de españoles, entre los que conviven artistas o escritores, representantes de la Cultura española de ideología diversa desde Pablo Picasso a María Casares. “Los hay que llevan mucho tiempo, los que acaban de exiliarse o los corresponsales de la guerra franquista, todo un conglomerado de personajes”, apunta el autor.

 

 

 Es una novela coral integrada por personas que existieron realmente, pero que no quedan muy bien paradas en esta novela.

Está condicionada por la voz del narrador, Fernando Navales, el protagonista de mi primera novela. Es vitriólico, maligno, resentido. Su mirada es la que marca el tono de la novela. Muestra de manera iconoclasta algunas figuras de la cultura española del siglo XX, especialmente a Picasso y a Marañón, que son sus bestias negras. Es una mirada no siempre favorecedora y deplorable. Así, la novela también es iconoclasta en la visión de la cultura de la época y del París de entonces. Tenemos una imagen peliculera de lo que pasó en Francia esos años. Fernando Navales tiene unas ideas disolventes y poco complacientes.

La publicación de “Las máscaras del héroe”, novela en la que apareció por primera vez Fernando Navales fue en 1996. ¿Cómo ha madurado?

Esa primera historia abarcaba hasta el año 36. Lo retomo en los 40. Pasó el periodo de guerra, en la que tendría que haber triunfado. Es un falangista, amigo de José Antonio, lo normal es que ostentase grandes cargos y responsabilidades, pero en lugar de eso, lo apartan a puestos subalternos, lo mandan a París y esto le genera un gran despecho, gran resentimiento. El personaje, en general como todos los escritores fracasados, es peligroso. Ya decía Unamuno de Azaña, “temedle, es un escritor sin lectores”, una frase muy interesante. Navales tiene la psicología retorcida de un literato no reconocido, es una bomba de nitroglicerina.

Y su relación como autor con Navales, ¿cómo ha evolucionado?

En mi vida han pasado 27 años y sigue dentro de ti, como hibernando. Cuando decido recuperarlo, inmediatamente volvió a mí. No fue complicado.

Una novela de 1.600 páginas entre las dos entregas, ¿es un reto ante la nueva forma de consumir rápido?

No es una novela para leer rápido, hay que dedicarle tiempo. Pero yo pienso honestamente que cuando un libro nos gusta no queremos que se acabe, se busca vivir dentro de él el mayor tiempo posible.  Creo en las novelas de largo aliento y en la literatura de peso. En ese sentido pienso que no defraudará a los lectores. Con ella puse toda la carne en el asador, cuenta muchas historias, cada personaje tiene su historia personal y propia, a veces trágicas, otras cómicas, la mayoría tragico-comedias. Es una escritura muy apasionada que no creo que defraude al lector. No hay que allanar la literatura, ni hacer fáciles libros. Me interesa un público que quiere ser exigido, que se crece ante un buen libro.

Y sin filtros.

No tiene nada que ver con la literatura que se hace ahora, con la corrección política. Es feroz, se cuenta de una manera que a un lector de nuestro tiempo le puede sobresaltar. No persigue el  confort del lector, busca incomodarlo. A mí me gusta el lector inteligente que pone a prueba las capacidades, que no quiere que lo adulen. Es un poco a la contra de lo que ahora se hace. 

¿Cómo se queda uno tras escribir una novela así?

Agotado, vacío. Me he vaciado mucho. Fue una labor de escritura dura, tres años de dedicación máxima, absoluta. Luego, ya me estoy reponiendo y urdiendo otras historia que espero tener tiempo de escribir.

Te puede interesar