Fútbol | Selección gallega

Galicia pierde, pero gana en las gradas

Todos los jugadores y equipo técnico de la selección de Galicia posan en el centro de Balaídos tras finalizar el partido contra Panamá.
photo_camera Todos los jugadores y equipo técnico de la selección de Galicia posan en el centro de Balaídos tras finalizar el partido contra Panamá.

Derrota de la selección gallega en Balaídos ante Panamá (0-2) con gran respaldo y fiesta de la afición. Aspas no pudo jugar con la Irmandiña al estar lesionado

No conviene perder la perspectiva y analizar el Galicia-Panamá de ayer en Balaídos como un partido de fútbol. O, al menos, sólo como un partido de fútbol. Porque, como tal, careció de continuidad y vivió de fogonazos para que la lógica de que venciese el equipo que lleva más de un entrenamiento se cumpliese. La cuestión iba más allá. Por un lado, la celebración en sí del duelo ocho años después de la anterior cita de la selección gallega; por otro, el ambiente generado en las gradas de Balaídos y en las calles aledañas y el vivido dentro de un vestuario conformado por jugadores de una decena de equipos. En estos últimos factores, el resultado fue bueno. En el deportivo, no.

Tenía la convocatoria gallega un dúo especial. Iago Aspas y Lucas Pérez llevan años representando a Celta y Deportivo y ejercían de capitanes del grupo. Pero en el calentamiento el céltico se resintió del problema muscular en el muslo izquierdo que le hizo abandonar el campo en el último duelo liguero y, aunque aparecía en el once inicial, ya no salió. Una baja de entidad que se sumaba a las ausencias previas en la lista, dada la no oficialidad de la cita.

Quien asumió el mando del centro del campo celeste fue Álex López. El excéltico conserva aquellas virtudes que brindó en Balaídos, esa capacidad para dar continuidasd al juego encontrando al compañero. Junto a su veteranía, la juventud de Hugo Sotelo. Detrás, Carlos Domínguez mandando y Jonny, otro retornado, ejerciendo de central zurdo con ese ímpetu físico que siempre le caracterizó.

La intención era tener el balón lo máximo posible yendo a buscarlo en la presión alta. Pero Panamá tiene los mecanismos necesarios para salir del paso y crear peligro con centros laterales, a ser posible a balón parado. Mientras, Galicia intentaba encontrar los desmarques de potencia de su referencia arriba, Lucas Pérez. Sotelo y Losada lo lanzaron a la carrera, pero una vez en el área no hubo resolución posible.

El ambiente en las gradas mantenía viva la ilusión. El espectáculo, en esta ocasión, estaba tanto dentro como fuera del terreno de juego. Tanto es así, que el segundo no decayó ni tan siquiera cuando Panamá encontró portería. Lo hizo a través de un penalti señalado a Jonny por falta sobre Cristian Martínez. Davis tiró y marcó, pero tuvo que repetir porque sus compañeros entraron demasiado pronto en la zona prohibida. Repitió y marcó, aunque esta vez Iván Villar, el meta titular, estuvo muy cerca de detener la pena máxima.

El gol espoleó a Galicia, con buenos minutos de juego que permitieron a Balaídos descubrir al lateral zurdo ferrolano Álvaro Carreras. Su planta no es lo mejor de un futbolista con buen pie, con capacidad para jugar por arriba y por abajo. De ahí que el Benfica ejerciese ayer mismo la opción de compra que tenía sobre él. Fue el internacional sub-21, con serias opciones de ir a los Juegos de París, quien conectó con Lucas Pérez para la mejor ocasión celeste, chafada por el meta panameño. E incluso el propio lateral pudo marcar en el consiguiente saque de esquina, pero su acertado cabezazo fue desviado por un defensa.

La reacción era buena. Losada y Héber Pena empezaban a aparecer en los extremos y se intuía el empate. Incluso ya sin Lucas Pérez y con el vigués Manu Justo sobre el campo. Pero lo que llegó fue un saque de esquina mal defendido, con hasta dos semidespejes propios que no lograron sacar el balón de la zona de peligro. Miller esperó en el segundo palo y, cuando el balón le cayó, lo cruzó ante el inerme Álvaro Ratón. Era el minuto 39 y el marcador ya obligaba a un acierto que no estaba teniendo Galicia.

Con la fortuita grave lesión del panameño Andrés Andrade se fue terminando la primera mitad. Galicia quiso darle vida al arranque de la segunda, con futbolistas como el céltico Miguel Rodríguez o el valmiñorano Hugo Bueno -lo mejor que dejó la tarde noche fue la posibilidad de ver a futbolistas como él, Carreras o Taibo-. El de Redondela se mostró muy activo por banda derecha, pero sin puntería para el disparo o para el centro. Hasta que en el minuto 78, ya cuando la multitud de cambios en los dos equipos había tronzado el ritmo, un saque de esquina en corto lo puso el céltico sobre el área y el recién entrado Germán Novoa lo cabeceó a gol. El asistente vio fuera de juego y anuló el gol y, con él, cualquier posibilidad de evitar la derrota, la primera sufrida por el combinado gallego en la época moderna.

No importó demasiado. Lo único importante que estaba en juego era el orgullo de representar a Galicia uniendo voluntades dentro y fuera del campo. Eso, aunque sea de forma efímera, se logró. El marcador sólo reflejó el fútbol. Y no era lo de más.

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