El deporte es esfuerzo, trabajo y dedicación para estar lo más cerca posible de ganar. También es perder. Los resultados, en todo caso, son importantes. Pero no son lo único. Muchísimo menos en categorías de formación, donde los niños están desarrollando un pilar fundamental de su educación. Con eso en la mano, la Vigo Cup que ayer terminó también ha sido un éxito. La edición más deportiva en mucho tiempo.
Hasta tres categorías completaron todos sus partidos sin una sola tarjeta. Ni los sub-7, ni los sub-8 ni los sub-10. Ningún pequeño de los grupos de edad más bajos de la competición recibieron amonestación alguna. Mucho menos una roja. Una demostración palpable de que los más jóvenes arrancan su vida deportiva por el buen camino.
Estos buenos números son aplicables a los más mayores. Porque en el torneo sub-16 no hubo ninguna tarjeta roja. Como es lógico, a más edad, más acciones susceptibles de amonestación surgen en el juego. Sin embargo, no existió el juego brusco grave, ni las protestas que provocasen expulsiones. Este último aspecto es el que propició la única roja de la categoría femenina, que se dio en la final, con doble amarilla y ambas por protestar.
