Los históricos ‘Lauri’ y ‘Miro’ se enfrentaban a 6 años de prisión por un atraco frustrado en Coruxo el pasado mes de noviembre, pero este último renunció a su defensa
El Juzgado de lo Penal 2 de Vigo acogió ayer la vista por el atraco frustrado en Coruxo el pasado mes de noviembre y por el que dos atracadores históricos, Edelmiro y Laureano Fernández, más conocidos como ‘Miro’ y ‘Lauri’, se enfrentaban a hasta seis años de prisión. Una vista que terminó en un aplazamiento después de que ‘Miro’ renunciase a su defensa a última hora.
Aunque defensas y Fiscalía habían ajustado los términos de un posible acuerdo de conformidad que hasta el momento no ha trascendido, Edelmiro Fernández compareció ante la jueza del Penal 2 para afirmar que no estaba de acuerdo con dicha conformidad y que renunciaba a su actual abogado, designando en la propia sala una nueva letrada que, de hecho, asistió como oyente a la vista. Así, para dar tiempo a esta abogada a familiarizarse con el caso, se acordó retomar el juicio a finales de este mismo mes.
Por su parte, la defensa de Laureano solicitó la comparecencia en sala de la médica forense para que dé cuenta de un posible atenuante o incluso eximente de su defendido por causa de drogadicción; atenuante que ya constaba en el escrito de la Fiscalía.
Este era el primer atraco a un banco en llegar a juicio de los registrados en la ciudad en los tres últimos años. Se trató de un asalto frustrado porque la Policía logró detener a los dos individuos a las puertas de la oficina. El Ministerio Fiscal solicita para cada uno de ellos un total de seis años de prisión por dos delitos: robo con intimidación y tenencia de armas, con atenuante de drogadicción y circunstancia agravante de uso de disfraz.
Ambos fueron interceptados a la salida de una oficina de la calle Ricardo Mella, algo parecido a lo que les había pasado años atrás, en una sucursal de Coia, donde acabaron esparciendo el ‘botín del siglo’ en uno de los atracos más sonados de la historia reciente de Vigo.
En esta ocasión, el ‘golpe’ no les salió bien porque tras activar el botón del pánico, la oficina ya estaba cercada por varias unidades de la Policía y, aunque uno de ellos trató de huir, fue alcanzado por una patrulla de Seguridad Ciudadana. Durante un cacheo, los agentes les intervinieron el arma de fuego, el cuchillo y una mochila que contenía un botín que ascendía a 123.172,52 euros.
