Agentes de la Policía Nacional, en colaboración con la Policía Local, llevaron a cabo ayer el desalojo de una vivienda habitada que había sido ocupada aprovechando la ausencia de unos días de la inquilina. En total fueron cuatro las personas que acabaron detenidas por un presunto delito de allanamiento de morada.
El despliegue policial se inició sobre las siete de la mañana en el número 33 de la calle Progreso. Horas antes, la inquilina que, según explicaron testigos, regresaba de cuidar a sus padres, ya no pudo entrar en su domicilio. En el interior del inmueble se habían asentado cuatro personas. Alertados los agentes policiales, lograron después de varias horas que los ocupantes abandonaran el edificio.
Al tratarse de un piso habitado, vivienda habitual al estar alquilada y con los efectos personales de sus moradores, la intervención fue inmediata.
Los cuatro individuos fueron trasladados a Comisaría y hoy está previsto que pasen a disposición del juzgado de Instrucción 5 en funciones de guardia.
Una vez desalojado el inmueble, se dio aviso a un servicio de cerrajeros para que cambiaran la cerradura de entrada.
El edificio se encuentra en pleno centro de la ciudad, en el corazón del Progreso, esquina Eduardo Iglesias y no está abandonado por lo que esta ocupación causó cierta sorpresa en el vecindario. Únicamente el bajo, en el que durante años estuvo en funcionamiento un establecimiento de confecciones, se encuentra actualmente sin actividad.
“No sabíamos que hubieran entrado ocupas”, explicaban desde un comercio cercano, donde no obstante reconocieron que el día anterior por la tarde, “sí escuchamos algo de follón, de que alguien llamaba al timbre y no querían abrir, pero no sabíamos qué pasaba”.
Ni propietario, ni inquilinos quisieron ayer hacer declaraciones al respecto después de que se llevara a cabo el desalojo y se pusieran las medidas oportunas para evitar un nuevo incidente similar. En esa zona de Progreso no se recuerda nada parecido, ya que la mayoría de ocupaciones se llevan a cabo en edificios o inmuebles abandonados o en manos de bancos pero sin habitar. “Sabemos que el piso está alquilado, los que vivimos por aquí conocemos a la gente que reside en él, aunque sea de vista”, explicaba una vecina de la zona.
La Policía empleó varias horas en llevar a cabo el desalojo porque “aunque hubo uno que salió el primero, el resto tardó lo suyo”, aseguraba la misma testigo.
Tras la desocupación y con el permiso del propietario se accedió al inmueble para comprobar posibles daños en el interior, si bien no ha trascendido información al respecto. En las escaleras de entrada al edificio había productos de limpieza y una manilla de una puerta, como únicas muestras de lo que había pasado horas antes.
"No me molestéis", dijo uno de los okupas por la ventana
Del despliegue policial fueron testigos trabajadores del mercado, que se sitúa frente al edificio del piso ocupado. Una testigo apuntaba a que “cuando llegó la Policía y llamó al piso, de la ventana salió un hombre y dijo que no le molestaran. Vi cómo salía uno y el resto tardó bastante más en hacerlo”. Asimismo, relataba que fueron varias dotaciones las que se personaron en la zona desde primeras horas de la mañana . “Cuando llegué había Policía pero no sabía exactamente qué es lo que había pasado, después comentaron que había okupas", aseguraba el empleado de otro negocio. También se desplazó hasta allí la mujer que estuvo durante años al frente del establecimiento en el bajo del edificio pero tampoco quiso hacer declaraciones sobre lo ocurrido. Los ocupas finalmente abandonaron el piso ante la llegada de la Policía por lo que no se registraron incidentes.