Novela negra

La crónica negra también inspira a los autores vigueses

Inma López Silva, en la presentación de su anterior libro en Atlántico TV; 
Alex Alonso no conocía a la familia de las víctimas, sí a parte de su círculo; 
Darío Vilas se inspiró en Déborah, pero le cambió el nombre.
photo_camera Inma López Silva, en la presentación de su anterior libro en Atlántico TV; Alex Alonso no conocía a la familia de las víctimas, sí a parte de su círculo; Darío Vilas se inspiró en Déborah, pero le cambió el nombre.
Inma López Silva escribió sobre Asunta Basterra; Darío Vilas, de Déborah Fernández y Alex Alonso, del asesinato múltiple de Nigrán

La novela negra como género en expansión y el tópico de la realidad supera la ficción hacen que publicaciones sobre crímenes reales enseguida tengan salida en el mercado, aunque muchas veces surgen de una necesidad personal del autor. La escritora compostelana, afincada en Vigo, Inma López Silva, es la última autora local en sumarse a esta tendencia con Asunta Basterra, la niña china adoptada por una matrimonio de Santiago, que fue acusado de su asesinato en 2013. 

Muy cercana al círculo de la víctima, aborda el caso desde otra perspectiva. “Por que Asunta?” es una de las novedades editoriales de este verano y promete dar mucho que hablar. “Es mi historia más dolorosa”, decía hace unos días en sus redes sociales, poco antes de que saliese el libro, compartíendo su estado de ánimo: “Contenta no es la palabra. Quizá aliviada, después de mucho trabajo, de soñar con ella, de recordar”. 

En ese mismo post advierte a los lectores potenciales que “no es un ‘true crime’. Es una crónica de lo que pasó como nunca lo han contado, tampoco en la serie estupenda de la que todo el mundo habla”, apunta, refiriéndose al reciente estreno de Netflix “El caso Asunta”.

Asegura que fue ese imperativo por entender la que le llevó a este proyecto. “Por qué, por qué, por qué. Es la pregunta que nos martillea la cabeza a quienes hemos estado un poco cerca de todo aquello desde ese horrible septiembre. De ahí parte este libro”.

Siguiendo con su reflexión en redes, afirma que “lo que pasó esa niña desafortunada es un cúmulo de preguntas que solo se responde desde la cara más terrorífica y estremecedora de la condición humana, que no solo afecta al asesino, asesino o asesinos, sino al antes y al después, a nuestra morbosa necesidad de saber cosas”.

López Silva toma el testigo de otros escritores vigueses que en los últimos años también se inspiraron en la crónica negra cercana como Darío Vilas que en “Por todas mis muertas” (Editorial Base, 2021), incluyó un relato inspirado en el asesinato sin resolver de Déborah Fernández o Alex Alonso, que obtuvo el Premio Torrente Ballester en 2020 por “Granito”, (Xerais), una recreación libre del crimen múltiple acontecido en un chalet de Priegue en 1994. A diferencia de la anterior, estas propuestas ficcionan los hechos.

Vilas, que actualmente promociona nuevo libro, “Una cara conocida”, afirmó en declaraciones a Atlántico que estos relatos fueron un cambio de giro, pasando del género de terror al realismo. “Fue lo primero que escribí sin nada de fantasía”. Se presentó poco después del confinamiento y fue este episodio lo que hizo que quisiera acercarse a la gente. “El caso de Déborah me inspiró el primer relato, es una ficción sobre el tema y dedicado a su memoria. Me produce mucho respeto y ni siquiera utilizo su nombre; necesitaba hacerle justicia literaria porque la real va muy lenta, es una forma de desquitarme”.

Alex Alonso, finalista en los últimos premios Xerais, acaba de recibir el galardón de novela corta Manuel Lueiro Rey por “O estranxeiro” (Xerais). Dedicó años para escribir “Granito”, que se basaba no de forma veraz en el crimen de Priegue. Aunque no conocía a la familia del empresario David Fernández, que fue asesinado junto a su mujer Pilar Sanromán, Marta, la hija de ambos y la asistenta de hogar, Ana Isabel Costa, conocía a gente de su entorno y estudió en el mismo instituto que los hijos. 

Afirmó para este periódico que para realizar la novela no habló ni con familiares, ni con amigos de las víctimas. “Escogí el caso por su sustancia literaria y por su potencial; yo no soy ningún investigador y no quería implicar a nadie, acercándome y ahondando en sus vidas. Esta es una novela de ficción, está todo inventado, lo único real fue el crimen que recogí a través de las crónicas periodísticas. Todo lo relacionado con la vida familiar es pura invención”. Alonso aseguró que no esperaba la trascendencia que tuvo la novela.

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