El pitido final de Pérez Rodríguez en A Gándara confirmaba ayer la victoria del Valladares sobre el Atios (3-1). Los futbolistas locales buscaban la confirmación de que en a Illa de Arousa se cumplía la otra condición, que el Céltiga perdiera con el Ribadumia. Se dio (0-2). Y ahí se desató la locura. El conjunto vigués era en ese preciso instante nuevo equipo de Tercera Federación. El ascenso era un hecho.
Fue el punto culminante de una tarde emocionante que cristalizó un ascenso que parecía muy lejano hace un mes. Tres partidos consecutivos sin ganar del Céltiga despertaban la esperanza. Parecía tumbarla el triunfo isleño de la semana pasada. Solo quedaba esperar que el Ribadumia ganase en su lucha por la permanencia. Y lo hizo. El fallo del conjunto arousano en el partido clave de la temporada encontró la respuesta de los dos perseguidores: el Valladares y el Choco. Ambos ganaron, ambos empataron a puntos, pero el golaveraje dictaminó que el ascenso era para la escuadra viguesa en detrimento de la redondelana, que venció en Antela (3-4) para concluir en la tercera posición final. Solo una situación anormal le permitiría regresar a Tercera Federación.
La gesta se cimentó en una actuación impecable frente a un Atios que nada se jugaba. El conjunto porriñés no pudo contener la fe del equipo local, que salió con tanto poderío que ya ganaba 1-0 a los 2 minutos. Tomás Vila adelantaba a la escuadra olívica y a partir de ahí, todo fue cuesta abajo. Miguel Freiría dobló la ventaja desde los once metros y su tocayo Miguel Vilar sentenció nada más salir del vestuario. Héctor González recortó para los visitantes. En ese entonces, el Céltiga ya perdía 0-2 y así acabó.
De esta forma, el Valladares cristalizó un ascenso histórico. Son 36 los años que llevaba sin pisar la categoría, ahora la quinta del fútbol español -en su momento era la cuarta-. Aquel curso 1987/88 fue el último en Tercera de la escuadra albiazul, que regresa tras una larga travesía en divisiones autonómicas.
