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Un juzgado ve ilegal el despido por wasap de los 77 empleados de la viguesa Soling

Una de las protestas que hicieron los trabajadores de Soling tras el cierre.
photo_camera Una de las protestas que hicieron los trabajadores de Soling tras el cierre.
Las primeras demandas de los trabajadores se resuelven como despidos improcedentes, lo que abre la puerta a poder cobrar del Fogasa. Los dueños, en paradero desconocido

El despido fulminante de 77 trabajadores de la empresa viguesa Soling Instalaciones, a través de un mensaje de wasap y sin previo aviso, llega a los juzgados, donde ya se han resuelto las primeras demandas interpuestas por la plantilla a favor de ésta. “Hay sentencias favorables a los empleados, varias en Vigo y alguna en País Vasco. Confiábamos en que así fuera”, indica Xulio Fernández, secretario comarcal de industria de CIG. El sindicato asistió ayer a las vistas orales de otros dos trabajadores en el Juzgado de lo Social número 3 en Vigo, con la presencia también de un representante de Fogasa, el Fondo de Garantía Salarial, al que los afectados podrán acceder en los próximos meses para cobrar la indemnización correspondiente una vez tengan la resolución judicial.

Por parte de la empresa no compareció nadie. “Ni está, ni se le espera”, argumenta el sindicalista, que recuerda que “se esfumaron de la noche a la mañana y están en paradero desconocido”. Se refiere a la figura de Yakov Villasmil, la persona “que apareció un día por la puerta presentándose como el nuevo administrador” y también a la familia Mingo (Luis padre e hijo), que llevaba el negocio hasta ese momento y de los que “no supimos nada más”. 

 

 

Fue el pasado mes de febrero cuando la compañía notificó vía wasap los despidos y dejó una nota en la puerta de la nave con un teléfono de un despacho de abogados en Barcelona para que los trabajadores pudieran iniciar los trámites de un ERE. Las instalaciones de la empresa en Lavadores fueron vaciadas en los últimos meses y nunca más volvieron a abrirse, pese a la elevada carga de trabajo que tenían. "Teníamos mucha actividad en varios contratos de astilleros de Vigo, de País Vasco y Asturias. Fue algo inexplicable", cuenta uno de los afectados que presentó una demanda de manera individual, como el resto de sus excompañeros.

Soling se dedicaba a instalaciones eléctricas en barcos. En el año 2017 fue adquirida por Soil Instalaciones y antes fue Isolux.

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