Analizan los restos de la desaparecida en Arcade para aclarar su muerte

El cráneo y huesos de la desaparecida fueron hallados en esta finca de Arcade al realizar labores de desbroce, cerca de la casa de su hija.
photo_camera El cráneo y huesos de la desaparecida fueron hallados en esta finca de Arcade al realizar labores de desbroce, cerca de la casa de su hija.
La cartera y joyas de Manuela Barbosa, en búsqueda desde 2021, fueron hallados cerca del cráneo y los huesos encontrados en una finca de difícil de acceso en rúa do Conde. Los forenses revisan los daños óseos

El hallazgo de unos huesos humanos en la tarde del martes en una finca de rúa do Conde en Arcade podría poner fin a la agónica búsqueda de Manuela Barbosa, de 66 años, desaparecida en 2021 cuando se dirigía a casa de su hija en la parroquia de Soutomaior. El propio subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada, confirmaba ayer, con todas las cautelas y “máxima prudencia”, que todo apunta a que los restos corresponden a esta vecina de Redondela, ya que en la zona donde se produjo el hallazgo, también fueron encontrados efectos personales de la víctima, como su cartera con varias fotografías y joyas. 

Los huesos, parte de un esqueleto y un cráneo, tenían daños y golpes, sin embargo, la Guardia Civil no puede vincularlos por el momento con una muerte violenta, ya que podrían deberse al paso de tiempo, la acción de los animales o incluso de alguna máquina. Será el análisis forense quien determine las causas probables del fallecimiento mientras que el cotejo de ADN confirmará al 100% las sospechas sobre la identidad de los restos, informaron desde el instituto armado.

Un operario contratado por el dueño de la finca, que no reside allí, fue el que daba la voz de la alarma. Cuando hacía labores de desbroce se topaba con un cráneo humano. Hasta la zona  se trasladaba personal del laboratorio de criminalística de la policía judicial de la Guardia Civil, las autoridades judiciales, así como los servicios especializados de la propia Guardia Civil, que durante horas rastrearon la zona. 

 

 

Así fue como pudieron encontrar los efectos personales de Manuela, cuyos supuestos restos se encontraban a solo 200 metros de la vivienda de su hija, donde se dirigía el día que desapareció. El 13 de julio de 2021, la mujer tomó un taxi desde Redondela hasta un punto cercano al restaurante Avenida. Allí la dejó el chófer tal y como ella le indicó, porque aquel día prefería dar un paseo a la vivienda.  Su pista se pierde unos metros después, donde las cámaras de una sucursal bancaria recogen sus últimos pasos. Después, nada.  Nunca llegó a su destino.

El grupo de homicidios y desapariciones de la Policía Nacional se hizo cargo del caso. Inicialmente, barajó la posibilidad más lógica, que la mujer, que requería medicación, se hubiera desorientado y perdido, una situación que ocurre con frecuencia pero que suele resolverse en horas o como mucho días.  También se pensó en una caída o un accidente pero las intensas búsquedas realizadas sin ningún hallazgo añadían misterio a esta desaparición. Se hicieron batidas en tierra por la Guardia Civil y Protección Civil por todo el entorno, incluso con perros especializados muy cerca de la zona donde fueron encontrados los huesos, sin éxito. Se llegó a rastrear el río Verdugo y se utilizaron medios aéreos de la Policía tanto el helicóptero como el dron e incluso un equipo de los GEO realizó una inmersión en la costa. 

Para los investigadores  era una de las desapariciones más extrañas a las que se habían enfrentado nunca. Tras la obtención de la autorización judicial del rastreo del móvil de Manuela, que llegó tarde, y comprobar que su señal se perdía en Arcade, se volvió a insistir en batidas en esa zona, sin haber encontrado nada hasta el hallazgo casual del martes. 

Según fuentes policiales, la investigación ahora corre a cargo de la Guardia Civil. Aunque todo apuntaría en principio a una posible muerte accidental, los agentes no dan la espalda al resultado de anteriores batidas y al lugar, de difícil acceso, donde aparecieron los huesos. Se trata de una finca privada, rodeada de muros y de alambrada llena de maleza. Personal que colaboró en las búsquedas explicaban que “estuvimos por allí, al lado con perros, pero en ese lugar había mucha maleza, puede que la mujer hallara un hueco para entrar y se desorientara”.

La hija de Manuela, colocando uno de los carteles de búsqueda.
La hija de Manuela, colocando uno de los carteles de búsqueda.

Incredulidad y sorpresa entre los vecinos: “Es imposible que el cuerpo estuviera allí”

Aunque desde la Subdelegación del Gobierno se informó de durante los últimos años la zona donde estaban los restos permanecía cubierta de gran maleza lo que no facilitó el hallazgo con anterioridad, los vecinos de la rúa do Conde  aseguraban que “la finca se desbrozaba una vez al año”.  Varios residentes coincidían en mostrar su incredulidad sobre que el cuerpo hubiera estado allí tres años. “Es imposible”, comentaba Maruja, que vive al lado de dicha finca.  Esta mujer incidía en que la limpieza se hace “siempre más o menos por estas fechas y nunca apareció nada” e insistía en que “yo misma y otro vecino más, plantábamos en zonas próximas y no vimos ni olimos nada”. Sí destacó que a finales de diciembre y principios de enero le llamó la atención la gran banda de cuervos y urracas que había en ese lugar.

El terreno donde se produjo el hallazgo pertenece a un vecino que vive al otro lado del río, pero “como él ya no puede cuidar la finca, siempre contrató a alguien para que la limpiara”, explicaba otro vecino quien incidía que incluso el año pasado “contrató a dos personas, cada una empezó a desbrozar en un extremo y ahí no apareció nada”. Es más, él mismo participó junto a una pareja en las búsquedas de Manuela Barbosa, “rastreamos por aquí y no apareció nada”. 

La lucha de unas hijas

Ana y Raquel, las hijas de Manuela, lucharon durante estos años para intentar mantener viva la búsqueda de su madre. Colocaron carteles por toda Galicia,  solicitaron colaboración ciudadana para obtener alguna pista y realizaron una campaña en redes #todossomosmanuela en la que personajes del mundo de la cultura se sumaron para pedir ayuda en la búsqueda. La idea era que el caso no quedara en el olvido, aunque tal y como aseguraba Raquel dos años después de la desaparición, “cada día es más duro, se trata de nuestra madre y no podemos pasar página, porque la echamos de menos todos los días".

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