Opinión

Don Luis, uno de los nuestros

Es visible en Vigo la presencia de Luis de Camoens, autor de Os Lusiadas, la obra épica de la literatura portuguesa, producto del momento álgido de las exploraciones por África y Asia, una gesta que siglos después también cantaría John dos Passos, uno de los grandes de la Generación Beat y orgulloso de sus raíces. No conozco a nadie que haya leído Os Lusiadas, en cambio, consta que sí lo había hecho Cervantes, quien admiraba a Camoens hasta nombrarlo de forma expresa en términos elogiosos en un pasaje del Quijote. Camoens tiene instituto cultural en el edificio civil más antiguo de Vigo, en la Rua Real, y un curioso busto como príncipe de las letras en la plaza de Portugal. 

Hay mucho que decir de este escritor de finales del siglo XVI, autor de sonetos de amor en castellano, idioma que manejaba, como siglos después haría Rosalía (la de verdad) en su obra, ejemplo de bilingüismo armónico. El más portugués de los escritores se consideraba a sí mismo español. Nada raro: era lo que pensaba cualquier otro luso de la época, para quienes los distintos reinos cristianos existentes no eran sino partes de la antigua Hispania o ya entonces España, un concepto que era al mismo tiempo geográfico e histórico. No hay que olvidar que tanto Castilla como Portugal fueron hijas del Reino de León, de donde surgieron primero como condados autónomos y luego independientes. Solo a partir de la separación definitiva de Portugal de la monarquía hispánica en la segunda mitad del siglo XVII los portugueses dejaron de considerarse españoles y hasta hoy. Pero Dom Luis, que murió justo cuando Felipe II se convertía en Felipe I de Portugal, se veía como español. No hay que olvidar que el primer rey portugués, Afonso Henriques, O Galego, era hijo de Teresa de León y nieto de Alfonso VI, el famoso rey del Cid. Así de rara es la historia. Hasta León quiere ahora ser una autonomía y Vigo ciudad-estado.

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