La Diócesis, a través de su delegado episcopal y coordinador de la Semana Santa, Carlos Borrás, aseguró que la sensación que tienen es de una celebración religiosa “muy buena” pese a que el incidente del pasado viernes que propició la cancelación de la salida de los pasos Inmaculada Virgen de la Amargura y Cristo de la Fe, por parte de la cofradía Nuestro Padre Jesús del Silencio fue “un contratiempo muy importante. Trabajar durante un año entero para que, a última hora, fallen, es un problema muy importante, y tuvimos más de un quebadero de cabeza para solucionarlo”.
No obstante, la Diócesis ha querido restar importancia al incidente y “valorar en los próximos días todo lo relativo a la Semana Santa, porque aún es pronto, pero las primeras impresiones, por participación y voluntarios ha sido muy buena”, aunque la retirada de la histórica cofradía, que contaba con el paso de San Juan Evangelista y la Virgen de la Amargura durante el Viernes Santo, “ha sido un disgusto enorme, tanto para nosotros como para el obispado”.
Ante la reprogramación de las procesiones del viernes, Borrás indicó que “se estudiará” ciertas medidas para que no vuelvan a suceder las desaveniencias mostradas entre la cofradía y la Diócesis, señalando que “creo que para sacar adelante un evento de tanta importancia como este tenemos que hacerlo entre todos, colaborar juntos".
Por su parte, Juan Carlos Carballido, vicepresidente de la cofradía del Jesús del Silencio, no quiso adelantar ninguna medida a tomar hasta consensuar una decisión, algo que, presumiblemente, se realizará esta semana. “Ha sido bastante doloroso”, indicó Carballido, alegando que no dará declaraciones hasta que “se tome una decisión. No sabemos nada todavía, pero ha hecho mucho daño y no queremos seguir dando más vueltas”. La cofradía es propietaria de la mayoría de los pasos que procesionan por la ciudad, y desde hace años habían mostrado su disconformidad con ciertas decisiones de la Diócesis Vigo-Tui, sin que con ello la festividad se pusiese en peligro, hasta este el Viernes Santo, con unas supuestas agresiones sin concretar recibidas el jueves por varios cofrades por parte de voluntarios de la Diócesis, al término de la procesión del Silencio.
Tras anunciar la cancelación, una decisión que, según indicó el comunicado de la cofradía, “histórica tras 78 años y motivada por los gravísimos acontecimientos producidos en la Puerta del Sol en el momento de continuar nuestra marcha procesional camino a la sede canónica, Santiago El Mayor, con violencia física incluida”, la procesión tuvo un nuevo Cristo, guardado en la parroquia de Rosalía de Castro, y la presencia de la talla escultórica Cristo de la Fe, datada de 1945.
