El comercio local vigués ha comenzado el año con una brecha significativa, dependiendo de su ubicación. En la zona centro, el primer cuatrimestre de 2024 ha dejado buenas sensaciones y mucha satisfacción en sus comerciantes, mientras que en los barrios sufren la incertidumbre de un comienzo de año donde la proliferación del comercio online, las malas condiciones climatológicas y la inflación les ha golpeado y obligado a transformarse o morir.
En una época donde las ventas sufren un valle pasada la Navidad, la Federación Vigo Comercio y la asociación Centro Comercial Abierto Príncipe han repuntado sus ventas en primavera gracias al aumento del turismo durante todo el año, no tan centrado en las luces, así como en la diversificación en su oferta. Eso hace que Vigo reciba una gran cantidad de turistas y de diferente forma, ya sea por mar con los cruceros, por aire o con un turismo de proximidad. “Mujeres de Ribeira vienen a Príncipe para comprar sus vestidos de novia”, señaló Enrique Núñez, gerente de la Zona Centro Príncipe, que aglutina además el Centro Comercial Vialia y que aseguró que, salvo agosto al ser un mes más veraniego y vacacional, el resto del año se encuentra en una época dorada: “Estamos muy bien, es cierto que siempre se quiere más, pero se están abriendo tiendas y, si se cierra una, enseguida se pone otra”.
Esto hace que no sea tan necesaria su dinamización, aunque siempre hay que buscar un nuevo enfoque para atraer clientes. Roberto Giráldez, presidente de la Federación Vigo Comercio, asegura que campañas con motivo de fechas señaladas como el día del padre o de la madre y la irrupción del bono comercio han dado un “balón de oxígeno” a las tiendas en el 2024, con la necesidad de poner en el foco los negocios de los barrios antes que la zona centro porque “Príncipe siempre va a tener visitantes, incluso en citas como O Marisquiño, que son pocos días pero donde se vende muchísimo”.
Los comercios más locales, ubicados en los barrios, viven una realidad distinta: la de la supervivencia. Con un inicio de año a la baja y cierta incertidumbre, el foco lo sitúan en atraer clientes de la zona y del área metropolitana, y no tanto en los turistas nacionales y extranjeros que visitan Vigo. “Tenemos que potenciar la imagen del comercio local en los vigueses, porque las ventas en ropa y calzado cayeron mucho”, aseguró Encarna Álvarez, presidenta de la asociación de comerciantes de O Calvario. El auge de internet está provocando que los comercios más modestos tengan que buscar una solución inmediata y que muchos “ya se han centrado en la venta online y están dejando en un segundo plano la tienda física”, con una necesidad de concienciar a la sociedad de que “puede ser que los más jóvenes pierdan sus empleos con esta situación”.
Sin embargo, las asociaciones periféricas se aferran a un dato positivo: el aumento en vestimenta para celebraciones. Tanto en trajes de fiesta como en zapatos se ha notado un fuerte incremento en sus ventas, y ha sido clave para el mantenimiento del sector. “Estamos haciendo muchas ventas en vestidos para eventos como bodas, bautizos y comuniones”, señaló el presidente de la Asociación de Comerciantes de As Travesas (Aetravi), Iván Iglesias. Las bajas temperaturas también han alargado el cambio de vestuario en algunas tiendas, y eso les ha permitido vender abrigos de invierno todavía a mediados de abril. Todos coinciden en que la economía familiar sigue desgastada por el aumento del coste de la vida, y que cada vez más vigueses son cautos a la hora de afrontar las compras de manera impulsiva: “En restauración y comercio la gente gasta menos que el año pasado”, apuntó Juanjo Figueroa, presidente de la Asociación Casco Vello.
