Ángel Carnicero. Rector del Seminario Mayor Tui-Vigo

Ángel Carnicero: “El celibato no es el problema para que no haya vocaciones”

Ángel Carnicero, en el set de Atlántico.
photo_camera Ángel Carnicero, en el set de Atlántico.

Ángel Carnicero, delegado pastoral para las vocaciones de la Diócesis de Tui-Vigo y rector del Seminario Mayor San José de Vigo, reconoce que no es fácil conseguir animar a que hombres y mujeres se conviertan en religiosos y está convencido de que el celibato, que incluso cuestiona el Papa, no es la causa de la falta de la falta de interés por el sacerdocio. El próximo día 19 Tui-Vigo celebra el Día del Seminario. El de Vigo está muy tocado: actualmente solo hay tres estudiantes.

¿Es difícil conseguir vocaciones?

Realmente es una de las preocupaciones, de las primeras para nosotros y para toda la Diócesis. Es cierto que cuando decimos búsqueda de vocaciones nos puede traicionar un poco el lenguaje, porque lo que buscamos es que los jóvenes puedan descubrir la vocación a la que el Señor le llama. Nosotros tratamos de crear los espacios que favorezcan este descubrimiento. No estamos obsesionados buscando, sino crear el espacio.

Hay tres en el seminario.

Sí, uno está en el primer curso y hay dos en sexto y quinto. El tiempo de formación son seis años, una primera filosófica y otra teológica.

¿Con tres se puede mantener?
Muchas veces pensamos en la viabilidad del edificio, pero nuestra prioridad es el cuidado de la calidad de la vida de la comunidad. Evidentemente deseamos que el número crezca, pero nos sentimos satisfechos y orgullosos del tipo de comunidad que estamos construyendo y también de la disposición de los seminaristas. El edificio se nos queda grande, pero ojalá podamos ir poco a poco habitándolo con más seminaristas.

¿La laicidad de la sociedad es imparable¿, ¿cree que es el problema?

Sí, en un contexto de increencia, de mayor abandono de la vida de la Iglesia y la fe, es mucho más difícil que la vocación pueda prender. En este contexto en el que vivimos una sensación de desconcierto, donde los interrogantes se disparan es un buen momento para que la vocación pueda cuajar.

¿Han pensado en echar las redes en otros sitios, en otros países, en importar vocaciones?

Son dinamismos que se están dando. En tiempos pasados eran los europeos los que salieron a evangelizar y ahora parece que necesitamos que nos apuntalen desde fuera. Lo importante es que no lo hagamos de forma desesperada ni cuantitativa, sino que aquellos que llamen a la puerta del señor sean personas con vocación, independientemente de su procedencia o nacionalidad. Sobre todo buena disposición para lo que significa ser sacerdote hoy.

Entonces, ¿cómo atraer más jóvenes al seminario?
Creo que las estrategias son en dos ámbitos, primero que los que estamos demos un testimonio de la belleza de lo que estamos viviendo, con entusiasmo, con pasión, que pueda despertar en otro la pregunta por qué yo no. Al mismo tiempo, los espacios de comunión: que quien entre en contacto con la Iglesia de forma inmediata encuentre un espacio de buena acogida-

¿El celibato es la clave?, ¿si se suprime es más fácil que haya vocaciones?

Es un debate antiguo, que sale siempre. Creo que no. Evidentemente, la senda del celibato, como cualquier otra que tenga un punto de radicalidad, siempre entraña dificultades. Creo que quienes lo abrazamos lo hicimos con un sentido de plenitud. Es no tanto una renuncia sino una afirmación de servicio al otro. No conozco a nadie que haya desechado ser sacerdote por el hecho del celibato. Tiene dificultades, las tiene, pero que es el problema, creo que no.

Por tanto, cree que si se suprime no tendría incidencia.
Creo que no. Es un asunto que está siempre ahí, pero la cuestión se juega en la experiencia que para uno supone seguir a Jesucristo y abrazar el Evangelio en el sacerdocio, tiene que ver más con eso y no tanto con un impedimento.
 

En el ámbito femenino también pasa lo mismo.

Creo que la crisis que estamos viviendo a nivel vocacional es aplicable a los religiosos. Pero creo que es general. A veces lo comparo con las dificultades que hoy hay para formar una comisión de fiestas o una asociación vecinal. Es como si todo lo que implica salir de uno  mismo y ofrecer tu tiempo a los demás hoy costase un poco más, creo que sí.
 

Últimamente, se nombran diáconos, casados, ¿puede ser un carril intermedio, puede funcionar o es anecdótico?
Los diáconos permanentes tenemos algunos en nuestra diócesis. Pero sí que es cierto que realizan una función de servicio ministerial muy importante, aunque no pueden suplir al sacerdote porque no presiden la eucaristía. Es una figura interesante, recuperada en el Concilio Vaticano II. Pueden estar casados y acceder al diaconado permanente, pero no al presbiterado. El que yo recibí de diácono era transitorio.
 

¿Hay gente interesada ahora?
Sí, van surgiendo personas que tienen tiempo y esa vocación, además de sus actividades profesionales y familiares quieren también comprometerse con la Iglesia y solicitan ser admitidos como diáconos. Es también un elemento vocacional.
 

¿El Seminario Mayor de Vigo puede llegar a cerrar?,¿han pensado en concentrar todos los que hay en Galicia en uno solo?

En principio, ahora mismo, no se está contemplando. Es verdad que además del celibato es también un tema recurrente. A veces se plantea por qué no concentrar todos los seminaristas de Galicia por ejemplo en Santiago. Ahora mismo no es un tema que se esté abordando de forma directa e inmediata.

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