La Borriquita volvió a la Porta do Sol para abrir la Semana Santa

Bendición de ramos en Porta do Sol.
photo_camera Bendición de ramos en Porta do Sol.
Miles de fieles llenaron la plaza cuatro años después en la tradicional bendición del Domingo de Ramos

La procesión de la Borriquita, que abre la Semana Santa y suele ser también la más numerosa y desde luego la de mayor arraigo, volvió donde siempre, a la Porta do Sol, después de años ausente, por obras y la pandemia. Esa fue la gran noticia: la ahora plaza permanente, que lo era antes en momentos puntuales como en la popular bendición de Ramos, volvió a acoger el acto central de la Semana Santa, en competencia con la Reconquista, en el mismo espacio y horario. Pero entre las doce y la una de ayer mandaba la recreación de la triunfal entrada de Jesús a lomo de un burrito, como según el Evangelio lo hizo en Jerusalén. 

Los cambios llegaron con el recorrido, saliendo de la iglesia de María Auxiliadora, la mayor de Vigo, y pasando en esta ocasión por Ronda, Velázquez Moreno y Príncipe, novedad de novedades, hasta alcanzar Sol quince minutos antes de la una de la tarde. La Cofradía Nuestro Señor Padre del Silencio, que acaba de cumplir medio siglo de existencia, se ocupó de la logística gracias a sus voluntarios, encapuchados como nazarenos. Hicieron el paseo acompañando a la imagen con la propia banda de tambores, reforzada. Nueve niños vestidos de 'hebreos' acompañaron a la imagen en su trayecto. El objetivo es que vayan animándose más para las siguientes ediciones. En cambio, no desfiló la banda de música, sino un grupo de gaitas. Se trata, explicaron en la cofradía, de fomentar el carácter festivo del Domingo de Ramos frente el penitencial del resto de las procesiones que se celebrarán el Jueves y Viernes Santo.

La cruz procesional que abría la marcha era, como siempre, la de la Cofradía, pero este año estaba restaurada y en el lugar de ir con el estandarte de la hermandad iba con una palma.

En Porta do Sol,  la ceremonia de bendición, que corrió a cargo del obispo de Tui-Vigo, probablemente en uno de los actos de su ministerio que realiza con más gusto. Cientos de niños con las palmas, lisas para ellos, rizadas para ellas, endomingados y con sus padres probablemente recordando cuando ellos eran los protagonistas de un ritual que aguanta el paso del tiempo todavía en forma. De hecho, es la única procesión de Semana Santa que tiene relevancia en Vigo y con Fátima y el Cristo de la Victoria en agosto las manifestaciones religiosas de mayor calado. El obispo pidió unos “vivas” a Jesús y tras leer un texto de los evangelios sobre la entrada de Jesús a lomo de la borriquita, punto final y feliz Pascua. Al acabar en Sol, la procesión siguió  camino solemne con el estandarte al frente hacia Santiago de Vigo, donde se encuentra el cuartel general de la cofradía. 

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