La butaca crítica

Crítica de ‘Ripley’: la adaptación definitiva y lo más bello de Netflix

Un fotograma de 'Ripley'.
photo_camera Un fotograma de 'Ripley'.

Ocho capítulos fieles a la novela y con una fotografía de Italia en blanco y negro deslumbrante

Sobre el señor Ripley, la novelista Patricia Higshmith escribió mucho y bien. Sin embargo, sus adaptaciones a la pantalla no lo habían dejado en buen lugar, al menos hasta ahora. ‘A pleno sol’ o ‘El talento de Mr. Ripley’ ha sido adaptada tres veces. La primera, una película francesa de 1960, protagonizada por Alain Delon, es muy libre y con un final muy distinto. En 1999, se estrenó otra con un casting de lujo, liderado por Matt Damon, Jude Law y Gwyneth Paltrow. El elenco era espectacular, pero Damon, tan encantador, no dio en el clavo para interpretar al impostor. Además, el filme de Anthony Minghella también se tomó cuantiosas licencias que no mejoraron la idea original. Por citar algunas: Deekee pinta y no toca el saxo. Ripley se insinúa homosexual, pero en ningún momento conoce a nadie y mantiene una relación.

 

El destino cambia con la tercera adaptación, la última serie de Netflix, que se toma 8 horas de tiempo para retratar fielmente las intenciones de Higshmith. El relato es casi idéntico, salvo una licencia final, que lo deja más abierto, quizá pensado en una posible continuación. Aquí, Andrew Scott encarna al Ripley mejor logrado hasta la fecha, el más turbio e inquietante, sin remordimientos, un tipo insatisfecho con su condición y capaz de todo por agarrarse a una nueva vida. Al fin y al cabo, alguien despreciable.

Este ‘Ripley’ se disfruta muchísimo. Su estilo es exquisito, italiano, pulcro y elegante. Rodada en un blanco y negro que abruma, es la mejor guía de viajes de la costa Amalfitana, Roma y Venecia. Sin exagerar, cada fotograma es una postal para quedarse, una obra de arte, una lección de encuadre y la mejor fotografía (cine incluido) de los últimos años. Seguramente, lo más bello que haya hecho la plataforma en streaming. Y no solo eso, porque también es agobiante, provoca tensión y buen entretenimiento. No parece una serie de Netflix (o a lo que acostumbra), en el buen sentido.

Puntuación: 4/5

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