Los ladrones se ensañan en Beade: a martillazo limpio

La parroquia de Beade volvió a registrar ayer un robo en un bar, en el que los ladrones se liaron a golpes con un mazo tras utilizar una radial para reventar la caja acorazada de la máquina tragaperras y llevarse el dinero.

Todo ocurrió a primera hora de la mañana. Eran alrededor de las seis y media cuando la empleada de la limpieza llegaba al establecimiento. Los asaltantes sabían cuándo debían actuar. Esperaron a que la mujer desconectara la alarma para acceder al recinto. Iban armados con un martillo grande, un mazo, con el que amenazaron a la trabajadora. Ocultando su rostro y con capucha, sabían que en la caja registradora no había dinero así que se dirigieron directamente a la máquina tragaperras.

El propietario, que ya ha sido objeto de varios robos, había colocado una caja acorazada alrededor de dicha máquina, así que exigieron a la trabajadora que les diera la llave.

Pero la mujer no la tenía, así que optaron por echar mano de una radial. Iban preparados. Con ella, desarmaron el caparazón y después, a martillazo limpio acabaron con la máquina, logrando llevarse el dinero de la misma, que no ha sido cuantificado. Después huyeron.

Las imágenes de seguridad captaron cómo los individuos, al menos dos, aunque podría haber alguno más fuera esperando, se paseaban a sus anchas por el local, ante la mirada temerosa de la empleada, que poco podía hacer. Con lo que no contaban es con que al manipular la máquina, la alarma volviera a activarse y eso hizo que se apresuraran para poder marcharse antes de que llegara la Policía.

Cuando las patrullas de la Nacional hacían entrada en el bar, los individuos ya habían huido. Aunque llevaban guantes para no dejar huellas e iban tapados con el objetivo de no ser reconocidos ni por la testigo ni por las cámaras de seguridad, hay algunos indicios que apuntarían a que se trata de vecinos de la zona, no solo conocían el lugar, sino que también tenían controlada la hora de llegada de la trabajadora de la limpieza, lo que impediría forzar la puerta y que, en ese local, solo había dinero en la máquina tragaperras.