Simón se adapta al boxeo

Para cualquier vigués de mediana edad aficionado al deporte, el kickboxing y el full contact no son palabras ajenas. Como mínimo, oyeron hablar de ellas alguna vez. Simón González y sus 13 campeonatos del mundo tienen la culpa. A finales del siglo pasado y a principios del presente, fue toda una personalidad en el deporte del área. Luego vino el retiro y un accidente en 2014 por una caída desde el tejado de su casa, que lo dejó en silla de ruedas. En su reinicio vital, el ourensano siguió enseñando en su gimnasio y promoviendo los deportes de combate desde fuera del cuadrilátero. Ahora, a sus 60 años, tiene la oportunidad de volver a hacerlo desde dentro después de probar, el pasado fin de semana en A Coruña, el boxeo en silla.

El Consejo Mundial está impartiendo seminarios y cursos por toda Europa para desarrollar el boxeo adaptado. Aunque aún se tienen que delimitar categorías de discapacidad, pesos y demás, la meta es que entre en el programa paralímpico. Si es posible, en Los Ángeles 2028. Si no, en Brisbane 2032. “Fui con el objetivo de aprender un poco las bases”, explica Simón sobre el evento, organizado por la Federación Galega, en la ciudad herculina y abierto a deportistas con otras discapacidades físicas e intelectuales.

“El monitor me dio un repaso que te cagas, pero fue una experiencia impresionante”

Un equipo de profesores ingleses dio las clases y llevó los materiales, incluidas las sillas, muy similares a las del baloncesto, con aros protectores y sistemas antivuelco. El púgil se desplaza con ella por el cuadrilátero gracias a unos guantes especiales que permiten manipular las ruedas. “Agarran que da gusto. Y con la cadera pegas giros de 180 grados”, desvela Simón, que se metió a probar con uno de los monitores británicos. “Me dio un repaso que te cagas”, recuerda entre risas.

Pero, bromas aparte, la experiencia fue de lo más satisfactoria. “Impresionante”, subraya González. “Al final, casi no nos tocábamos. Era como esgrima”, incide.

Tras un primer paso, suelen venir todos los demás. Y a pesar de sus 60 años, Simón no se pone límites. Si acaso, uno: el del formato. Porque el llamado boxeo americano consiste en poner dos sillas fijas e intercambiar golpes al estilo de la esgrima adaptada. “Ese no me gusta”, reconoció. “Si es al KO y haciéndote daño, no lo veo. Voy a hacer 61 años y no me apetece llevar golpes en el cerebro. Ya los evitaba cuando competía”, explica. Ahora, otra cosa es la modalidad móvil, que es la que está teniendo más aceptación. “Si es en movimiento, sin riesgos y hay opciones de poder clasificarme, sí que me gustaría practicar", reconoce Simón, mientras concluye soñando a lo grande, como siempre ha hecho durante toda su vida: “Ir a unos Juegos sería una experiencia de otro mundo”.

“El único de Galicia con silla de ruedas en el curso fui yo”

La Federación Galega de Boxeo impulsó un seminario sobre las modalidades adaptadas en A Coruña el viernes y el sábado de la semana pasada. Allí acudieron 40 deportistas con distintas discapacidades intelectuales y físicas, entre ellos Simón González. “El único de Galicia con silla de ruedas en el curso fui yo”, desvela el campeón ourensano, afincado en Vigo hace muchos años. En la ciudad herculina coincidió con el que fue su entrenador, Carlos Conde. “Fue muy agradable. Lo pasamos muy bien”, relata.

"Había un peso pesado que combatió con Holyfield; le dije que con él no iba ni loco"

Unos profesores ingleses fueron los encargados de impartir las enseñanzas. “Muy bien con ellos. Regalaron camisetas”, comenta González. “A mí me dieron una cuerda para usar con la silla. Está cortada y te mueves sobre ella, haces cruces… una pasada”, sostiene.

Como es lógico, siempre queda alguna anécdota que contar. “Había un peso pesado de ciento y pico kilos que combatió con Holyfield. Yo le dije que no iba con él ni loco. Este me mete una hostia que pone a patitas, pero él me decía ‘no, no, yo block”, recuerda entre risas el campeón.