La adicción a las drogas está detrás de la hoja histórico penal de uno de los condenados ayer por venta de estupefacientes. Sus antecedentes son antiguos, tanto que, que tras la sentencia por conformidad de la Audiencia, el tribunal acordó la suspensión de la ejecución de esta nueva pena durante dos años, a condición de que no vuelva a delinquir.
El acusado, J.M.M., que ayer se sentaba en el banquillo de la sección quinta, fue hace dos décadas antiguo socio de uno de los últimos atracadores ‘históricos’ detenidos hace solo unos días como presunto miembro de la banda del ‘botín del siglo’, que consiguió llevarse 300.000 euros de una oficina de Caixabank en Gran Vía, a finales del año pasado. Ocurría en 2002. En una motocicleta, este vigués y Manuel Fernando Rey, se desplazaban hasta Pontevedra para asaltar un banco. Con una media cubriendo su rostro y uno de ellos con una pistola, amenazaron a los empleados logrando llevarse un botín de 13.000 euros. El ‘golpe’ se hizo popular porque durante la huida, antes de alcanzar la moto, a uno de ellos se le cayó un fajo de billetes. Finalmente, la Policía daba con ambos, que eran condenados a cinco años de cárcel.
Mientras Manuel Fernando Rey ingresó en prisión recientemente tras su arresto en Lavadores, su entonces compinche se conformaba a dos años de cárcel por el primer delito de venta de drogas y el primero en muchos años.
La Policía le detuvo en 2022 después de comprobar tras varios seguimientos que se dedicaba a la venta de drogas desde su domicilio en el entorno de A Bouza. Hasta en tres ocasiones, los agentes le sorprendieron vendiendo papelinas de cocaína a consumidores. En ese momento, el acusado ya estaba diagnosticado de trastorno por uso de tóxicos, con una merma leve de sus capacidades.
Investigaciones cruzadas
Los últimos atracos esclarecidos en la ciudad han cruzado investigaciones entre los presuntos implicados. La gran mayoría de detenidos por este tipo de golpes bancarios tienen pasados comunes, ingresos largos en prisión y consumo de estupefacientes. La finalización de condenas les puso de nuevo en contacto en la calle, y, pese a seguir muy vigilados de cerca, volvieron a ser detenidos. El acusado ayer de venta de drogas al menudeo no volvió a tener relación delictiva conocida y el de ayer era su primer delito vinculado al ‘trapicheo’. Además de la pena de dos años, tendrá que abonar una multa de 301 euros, que hará frente en plazos de 50 euros. El acuerdo de conformidad permitió una rebaja de la condena inicial solicitada, de cuatro años de cárcel.
