Tribunales

La víctima de la paliza de Nigrán: “Venían a por mí, gritaban que me iban a matar”

El acusado de propinar la paliza a Nacho, en la Audiencia de Vigo. // Vicente Alonso
photo_camera El acusado de propinar la paliza a Nacho, en la Audiencia de Vigo. // Vicente Alonso
El joven que recibió una brutal paliza en Nigrán en 2020 declaró en el juicio en la Audiencia contra el acusado, al que identificó como uno de los que le perseguían

El inicio ayer del juicio contra el presunto autor de los brutales golpes y patadas que provocaron una incapacidad permanente a un joven de Nigrán, volvieron a remover el dolor de la víctima y sus familiares.  Nacho M.C. no pudo reprimir las lágrimas durante su declaración ante la Audiencia en Vigo por unos hechos que, según explicó, le mantienen cuatro años después en tratamiento psiquiátrico. 

El joven relató, hasta donde recordaba, lo que ocurrió aquella noche de agosto tras acudir a una fiesta de cumpleaños en el Pazo de Urzaiz, y lo hizo sin tener contacto visual con el acusado, como solicitó, mediante el uso de biombo. 

Aseguró que estando en la fiesta un grupo de unas cinco o seis personas, entre los que reconoció a camareros de un bar de Patos, “empujaron a un amigo. Al acercarme, había unos cuantos con una actitud agresiva, me vi acorralado y me defendí y  golpeé a dos de ellos, después me sacaron de allí". Tras  el incidente, “por miedo, porque me dijeron que eso no iba a acabar ahí, decidí abandonar el pazo y me dirigí al coche de mi amigo que estaba aparcado a unos metros con la intención de  esperar, pero ya no llegué al coche”. 

La víctima afirmó que mientras iba caminando “empecé a escuchar mi nombre, venían hacia mí gritándome: ‘Maricón, te vamos a matar’, eran unos cinco seis”. Fue entonces cuando decidió meterse en la zona boscosa para ocultarme “y vi que tres de ellos venían detrás: ‘Estás muerto, no corras’, me decían”.  

Nacho siguió corriendo, “lo último que recuerdo es ver tres linternas detrás de mí acercándose, después sentí un golpe fuerte en la cabeza que me hizo caer al suelo, me dejó agarrotado, no podía defenderme. Después llegó otro golpe en la cara mucho más fuerte que me dejó sin conocimiento. Luego me desperté en la UCI”. 

Aunque el joven admitió que no vio quién le propinó esos dos impactos (hubo más) sí identificó al acusado, Daniel G.B. como uno de los que le perseguían. También reconoció a un segundo y dijo no conocer al tercero. 

A consecuencia de la paliza, Nacho tuvo que someterse a distintas operaciones de reconstrucción, y cuenta con graves  secuelas de visión y cicatrices y la imposibilidad para seguir trabajando en su profesión, albañil. La Fiscalía pide para el acusado ocho años de cárcel, y alejamiento de la víctima durante 10 años, por un delito agravado de lesiones. En concepto de responsabilidad civil, reclama que indemnice al perjudicado en más de 123.000 euros.

 

 

El acusado niega los golpes: “Solo lo empujé y se cayó al suelo”

El primero en declarar en sala fue el acusado. Daniel G.B. Según su relato, aquella noche él y el resto de trabajadores del bar de Patos acudieron al pazo.  “Un amigo vino con la ceja abierta y me dijo que había sido un tal Nacho. Yo no tuve ningún incidente allí". Fue entonces cuando salió, con un grupo de personas, a buscar a Nacho, “quería pedirle explicaciones”. Afirmó que ni iba con linterna, su móvil no tenía batería, ni sabía quien era el chico. “Iba corriendo por la carretera y me metí por la zona de bosque, entonces me lo encontré de frente. Él se puso muy nervioso, me intentó pegar y yo al esquivarlo le empujé. Se resbaló y se cayó al suelo, pero se levantó y salió corriendo”, explicó el acusado quien negó haberle propinado golpes o patadas. Después de aquello, “yo regresé al pazo porque quería marcharme, pero vi que el coche de mis compañeros en el que había ido no estaba y decidía irme a casa a pie, tres kilómetros”.  En el camino, afirmó que no escuchó ni Policía, ni ambulancias. Sobre las manos rotas que tenía cuando le vio la Guardia Civil, dijo que “siempre las tengo así por el frío”.

Un testigo señala al acusado cómo uno de los agresores

El controlador de acceso al pazo fue uno de los testigos que ayer declaró en la primera sesión del juicio, programado para otros dos días.  Según su relato, mientras estaba en la puerta del parking  “sentí unos golpes detrás de los contenedores”. Fue entonces cuando al iluminar la zona con la linterna “vi a cuatro jóvenes que estaban agrediendo a otro. Les dije que qué machos eran pegando a uno entre cuatro y salieron corriendo, aunque uno tardó algo más”. Poco después, escuchó cómo un quejido, “me adentré hasta el lugar y allí me encontré a un chico en el suelo, sangrando, en posición fetal. Parecía un animal herido, respiraba muy mal. Le dije que estuviera tranquilo, que estaba a salvo y le dije a mi compañero que llamara a una ambulancia”. 

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