Opinión

Pompas mundanas

Las batallas internacionales están en el mapa e internarse en esa aventura ha levantado el interés de nuestro presidente Sánchez buscando la creación de un estado palestino que le dé el afecto y el reconocimiento perdido en su país; mientras España merodea este domingo por el misterio electoral vasco que podría dividirla a copia de Cataluña. A golpes de momentos demoscópicos el latir español sigue su hoja de ruta en el calendario y estamos de Feria de Abril en Sevilla al tiempo que se baila el aurresku del dantzari que supone seguir brincando en esta España de las variedades folclóricas donde la sardana se va imponiendo como liturgia dominical. El anillo de Puigdemont agarra el símbolo nacional catalán y a la espera estamos de ver su influencia en la comunidad vasca que va a las urnas este domingo primaveral. Esa parte del patrimonio inmaterial de Cataluña se baila en corro, cogidos de la mano y mirando al centro, que fácil es personalizarlo en el Madrid mal de todo. La Semana Santa se cierra y la Feria de Abril se encarga de seguir el cante con los trajes de flamenca. España se transforma de semana en semana a vista de sus variadas celebraciones, no hace falta ser del lugar para llevarse el mérito, y ahí nos queda todavía un largo camino que andar en nuestro país. Si Pepe Ventura fue el andaluz que a finales del siglo XX reformó la sardana actual la Feria de Abril de Sevilla la inventaron un vasco y un catalán con carácter mercantil para compraventa de ganado. Una visión productiva que ha caracterizado a estas dos regiones a lo largo de la historia en cualquier parte que se sentaran sus gentes. A las miradas al ombligo se antepone esta gallardía exportadora que ha caminado llevándola a lomos de nuestra riqueza migratoria. Unos traslados que supusieron variedad en todo nuestro territorio y en el caso sevillano dejaron impronta en este internacional festejo que conocemos en el sur y que presenta muchas peculiaridades en cada celebración. Entre ellas que el traje de flamenca acostumbra a evolucionar con la moda, llevando así la contraria al fijo prototipo de vestimenta tradicional que simboliza la identidad cultural del territorio regional, y sin mantener ese uso común del lugar de origen y en el pasado. El traje de faralaes se reinventa cada feria de abril a manos de los diseñadores más afamados. Las propuestas alocadas y muy rompedoras tienen vida un año para reflejo en las redes sociales, y siempre se ve el mantón a lo tradicional o cruzado; pero la Feria de Abril pone en tendencia cada año su traje femenino. En el país vasco la tradición arraiga cada vez más en la población es por eso que la imagen de txapela en mano del baile que todos hemos visto alguna vez, llamado aurresku, nos tiene pendientes para ver a quien se reverencia y a quien se desafía con esa danza ceremonial que sirve de homenaje a las autoridades. Vestido de blanco y rojo espera su momento el danzarín vasco sabiendo que le toca puntear antes de que suene la sardana electoral de mayo en Cataluña. Las urnas allí anuncian más de un referéndum y también señalan con los pies de su baile la cadencia establecida. Si la primavera nos mete de feria en feria y Sevilla hace honor al mes que la renombra, aguardemos que este domingo no merodee en el mercadillo y el cuerpo y el alma de este festivo vasco deje buen ritmo para toda España.

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