Opinión

Avión Santiago, tren Ourense

Hay veces en que la única explicación racional exige apelar a la irracionalidad. Ocurre con Peinador, que justo cuando acaba de cumplir 70 años ha tenido que echar el cierre por unas obras de larga duración. Y no para ampliar su terminal para acoger más viajeros o extender su pista para que puedan operar aviones mayores, sino para ponerla al día después de varios incidentes que hacían peligrar la navegación aérea. Va a ser casi un mes, lo que supondrá perder al menos 60.000 pasajeros, probablemente más, y no recuerdo un caso similar en España. Cumpliéndose las pesadillas, los vigueses tendrán que ir a Santiago, o a Oporto, a coger el avión. Lo más misterioso es que ni siquiera el Concello, pese a sus magníficas relaciones con el Ministerio de Transportes, ha conseguido que AENA, dirigida en última instancia por agitprop Óscar Puente, haya puesto un servicio de buses-lanzaderas hasta Vigo.

Tampoco parece explicable que después de 20 años de proyectos, propuestas y toneladas de declaraciones, la puesta en marcha del AVE, el anhelado Talgo Avril, vaya a suponer un ahorro de cero minutos sobre lo que ya hay, el tren Alvia que realiza el viaje desde Urzaiz a Madrid pasando por Santiago. Serán más de cuatro horas y 10 de viaje en el mejor de los casos, frente a cuatro horas y quince del Alvia. Tampoco consta que el gobierno vigués haya exigido con claridad una reducción significativa y firmada de los tiempos del recorrido. Es cierto que hay obras en la terminal ferroviaria madrileña, pero también que la única garantía de que cuando finalicen el viaje se hará en tres horas y media es la palabra del Gran Puente sobre que habrá mejoras más adelante. Ah, y que el AVE por Cerdedo ha entrado en otra fase de estudios, 15 meses, y no será el último. De momento, podemos confirmar que la estación AVE de Vigo se ha movido cien kilómetros hasta Ourense. Otro éxito

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