“Para mí, la única forma de consumir cine mudo actualmente es con la banda sonora en directo, no tiene sentido ver una película sin sonido en casa o con la música enlatada”. Brais González, compositor e integrante de Caspervek, conmemora diez años poniendo música a clásicos del celuloide. Comparte agrupación con Blas Castañer (percusión), Laura Lorenzo (flauta), Andrea González (saxofón) y Eduards Vecbastiks (violín). En esta década trabajaron en la musicalización en directo de películas con quince artistas invitados y con el coro de cámara Rías Baixas.
“Componer para cine es muy distinto, se está supeditado a la imagen y a la idea del director, y si además se trata de cine mudo, aún tiene mayor dificultad en lo conceptual, ya que a diferencia de audiciones para proyectos contemporáneos, aquí no existe el diálogo directo con los creativos que dirigen la pieza, indicando el tono y el objetivo que buscan”, Con ello, González asume la reinterpretación de la obra audiovisual para sumarle una banda sonora que adquiere una importancia vital. “Será el único estímulo sonoro que reciba el espectador, por lo que su percepción final puede estar condicionada a mi trabajo”. Afirma ser consciente de ello y asumir la función con responsabilidad. “Es algo de lo que me di cuenta con el tiempo, al principio me preocupaba más que la música tuviese una sincronización sinfónica, ahora lo valoro desde otras perspectivas más abstractas y conceptuales”. Desde Caspervek reivindican el cine clásico como obra artística. “En general aceptamos consumir música clásica o literatura y pintura de otros siglos, pero las películas quedaron a medio camino entre el arte y el entretenimiento, se valora como un objeto de consumo”. Sin embargo, Brais González considera que estas primeras películas son obras atemporales. “Trabajamos habitualmente con niños y comprobamos cómo se ríen con Buster Keaton, prueba que su mensaje sigue llegando”.
Como intérprete de bandas sonoras (es el pianista en la ensemble), reconoce que la tensión en las audiciones en directo siempre está presente. “Tocar acompañando la imagen conlleva algo de presión, no puede salir nada mal y no se puede parar en ningún momento, después de tantos años aún noto ese sentimiento que afecta más a los que actúan con nosotros por primera vez”.
Con todo, Brais González agradece poder tocar sus composiciones. “Para mí, lo peor sería acudir a un estreno de una obra mía desde la butaca; después de más de 300 conciertos en países y auditorios que nunca imaginamos poder actuar, tengo un pensamiento recurrente, lo afortunado que soy al formar parte de un grupo que toca mi música y se esfuerza por dar vida a algo que yo tenía en mi cabeza”.
Este sábado, en sala Muta acompañarán la proyección de “Las Aventuras del Príncipe Achmed”, el film de animación más antiguo que se conserva, de 1926, dirigido por la alemana Lotte Reiniger. Sonará una pieza compuesta por González. “Está basada en los elementos y en las localizaciones que salen en la pantalla; la trama está basada en ‘Las mil y una noches’, por lo que se aleja un poco del estilo habitual de Caspervek, es un sonido más étnico”.
Esta actuación se incluye en el ciclo del décimo aniversario de la agrupación musical, que comenzó en diciembre con la musicalización de “El maquinista de la General” (1926), de Buster Keaton. “Achmed' Tenía que estar entre las seleccionadas porque es una de las tres que más tocamos”.
La programación por los diez años se completará con otras dos actuaciones junto a la gran pantalla. En diciembre cerrará la conmemoración también en Muta con “Nosferatu” (1925), de F.W. Murnai. Tal y como explica el compositor, es una película muy especial, pues fue el primer encargo que recibieron en 2013. Y en verano tendrá lugar una convocatoria con el cine y la música en el jardín de la Fundación Sales con una película aún sin desvelar.
