Vicky Vázquez, exjugadora y entrenadora: "Jugamos contra futbolistas que son campeonas del mundo"

Vicky Vázquez acudió al set de Atlántico para repasar su trayectoria.
photo_camera Vicky Vázquez acudió al set de Atlántico para repasar su trayectoria.
“El ascenso fue espectacular y nos sirvió para darnos cuenta del gran nivel que había fuera”

 

¿Cómo recuerda su inicio en la élite como adolescente?

Tenía 15 años, que es la edad mínima para jugar en categoria nacional y seguí hasta el año pasado. Pasaron muchos años y muchas cosas. Es una gran experiencia. Siempre empiezas por gusto, estás con las amigas y, al final, encuentras esa ambición hasta que no tanto por la edad, si no más por las ocupaciones, que dices hasta aquí. 

Fueron muchos años en El Olivo con la opción de ganar título y poder llegar a disputar la Primera División española. 

Es una trayectoria satisfactoria. Esa ambición que decía y que fue incrementándose año tras año. Llegas a un techo, a la cima, y ya no quieres bajar de ahí. Sí que es cierto que cada año buscábamos superarnos, ser mejores que la temporada anterior. Y esa búsqueda nos hizo que la experiencia fuera superbonita. Las fases de ascenso y conseguir ese ascenso a Primera División fueron espectaculares.

Con el tiempo tendrá un mejor recuerdo que al vivirlo, que fue una temporada dura. 

Sí, sí. Con el paso de los años te das cuenta del valor de estar en esa categoría. De jugar contra esas jugadoras y de estar en este campo y en aquel. Durante fue duro porque recorrías toda España, casi siempre en autobús, y costaba. Aunque también éramos más jóvenes y teníamos esa ilusión. A nivel deportivo, nos dimos cuenta del salto tan abismal que había entre la Segunda División y la Primera. Por aquí, en nuestro grupo, éramos muy dominantes pero fue salir de aquí y vimos que se terminaba el chollo. Vimos el nivel que había fuera y fue algo que nos vino bien para darnos cuenta de ese nivel tan alto.

Y ahora ve un Mundial y encuentra jugadoras en España contra las que jugó. 

La verdad es que sí. Me gustaba poner el Mundial y decir: esa chica vino a Navia, esa estaba en tal equipo y mira ahora dónde está. Sí que era esa sensación de satisfacción de formar un poco parte de la historia de fútbol en Vigo y de haber podido jugar contra esa gente, que ahora es compeona del mundo. Yo puede enfrentarme a ella un par de veces y es algo satisfactorio.

La liga no es lo que es ahora, pero aquel El Olivo no tenía estructura. 

La verdad es que no. Teníamos el primer equipo sénior y después había algo de cantera de fútbol sala y un filial, pero cada uno iba por su lado. Y no tener estructura, además de ser débiles a nivel económico, te hace ir a remolque del resto. Independientemente de eso, tuvimos la opción de ganar algunos partidos, que no todo fue horrible, pero sí que quedó la espinita de que si nos hubiese cogido en otra época o en otro entorno, igual hubiese sido diferente.

Aunque usted siguió  jugando más de diez años. Y supongo que no es fácil seguir la ilusión. 

En mi caso, yo siempre jugué porque me gustaba y, al final, siempre me hizo ilusión seguir jugando y hacerlo bien. Y si cambiaba de club, era intentar hacerlo bien al que iba. Era juntar esa ilusión con el intentar sigueir haciendo cosas en el lugar al que iba.

En los últimos años, se tenía que ver como la mayor en los vestuarios. 

Creo que es bueno que en un vestuario haya gente joven y adulta, que sea heterogeneo. Pero en los últimos años sí que me costaba, sobre todo, por el trabajo. Necesitaba tiempo para descansar un poco y, por horarios, me eran muchas cosas inviables. Se complicaba y ya tenía esa idea de que lo tenía que ir dejando. Iba más atropellada porque hace ocho años comencé a trabajar en un colegio en Santiago. Me levantaba, iba allá, volvía y entrenaba por las tardes a diferentes equipos de base. Después también comencé con la selección de niñas sub-15 y dejaba las últimas horas del día para entrenar yo. Te acuestas tarde y todavía tienes que preparar lo del día siguiente. Al final, con el paso de los años, ya el cuerpo me pedía parar un poco porque lo podría pagar. Pero sí que lo hacía con toda la ilusión del mundo, con gusto y encantada.

¿Cuándo se dio cuenta que le gustaba ser entrenadora?

Hace unos años, cuando estaba en el Rápido de Bouzas. Tuve suerte que me dieron una generación buena, pudimos hacer cosas interesantes y vi que me gustaba y que podía hacer cosas por ese camino. Me formé con los con los cursos de entrendor y ahí sigo. 

A la hora de entrenar como jugadora, ¿le salía la vena de técnica?

Se hacía difícil. Tienes conocimiento de haber jugado unos años o a nivel teórico y sí que se me hacía difícil el separar, darme cuenta de que sólo era una jugadora en ese grupo. Y sí que es cierto que en ese momento de tomar la decisión de dejarlo, también pesó porque esa parte de entrenar me ocupaba mucho la cabeza y no me dejaba disfrutar del hecho de jugar.

Ser jugadora, ¿ayuda a ser entrenadora?

Yo creo que sí. Al final, también creo que ser entrenadora es una consecuencia de todo: de los entrenadores por los que pasaste, de los que estudias y de lo que vas viendo tú con la experiencia. Todo me ayudaba a ver más cosas y sí que creo que mis entrenadores hicieron mucho en lo que soy ahora.

Hace poco se reunieron un grupo de jugadoras de El Olivo, ¿cómo fue?

Tuvimos en verano una boda de una compañera. Nos juntamos unas pocas y tuvimos ahí la idea de juntarnos y resultó algo superchulo. Te das cuenta de que el tiempo no pasa por las amistades y que van a durar toda la vida. Estuvo muy bien, lo disfrutamos mucho. 

¿Cómo es el día a día ahora?

Estoy con el benjamín B del Celta, estamos entrenando dos días y el partido del fin de semana. Después, también nos meten bastantes amistosos y torneos para salir de aquí. Con la selección, meto un día a la semana y cuando hay torneo, allá vamos. Compagino un poco todo. Una concentración con jugadores tan pequeños, es convivencia y fútbol y creo que tiene más parte el primer aspecto que el segundo. Es mucho tiempo con ellos y es una experiencia espectacular. Todo lo que te llevas de cada campeonato, es algo espectacular. 

¿Se ve dirigiendo un equipo sénior?

De momento, no me veo. Es una categoría que me queda y le tengo respeto. Cuando somos adultos, todos pensamos de manera diferente y demás. Entonces, sí que tengo ese respeto. Sí que sé cómo funciona un vestuario y, con el tiempo, sabes los problemas que puede haber y anticiparte para resolver o evitar problemas del día a día. Aún así creo que la gestión es complicada. Me da respeto la gestión del grupo. 

Y, dentro del femenino, en Vigo todavía no se avanzó con los principales equipos amateur. 

Claro, son equipos con jugadores que están por gusto o por una compensación económica muy reducida. Y esa exigencia es complicada de llevar. Aunque sí que creo que, una vez que se adquiere un compromiso, sí creo que la exigencia debe ser alta. Aunque sí que hay siempre sí , pero no. Es el me exiges vale, pero al final no estoy cobrando y el entrenador tiene que hilar muy fino. Es difícil de llevar. Tienes que encontrar un equipo muy cohesionado y que tenga claro el objetivo. 

Está en el Celta, ¿espera el equipo de mujeres?

Ojalá me hubiese cogido como jugadora. Pero sí que parece que la idea está ahí, que la presidenta se comprometió. Ojalá salga todo bien y el proyecto sea ilusionante. Espero a ver si salen cosas nuevas y a ver qué pasa. Y si me llaman, estoy dispuesta a lo que haga falta, encantada.

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